Vocabulario
El juego del Mus tiene un lenguaje propio, constituido por palabras, frases y conceptos cuyo sentido solo conocen los iniciados. Este lenguaje, que se ha ido formando a lo largo de generaciones de ingeniosos, se enriquece día a día con nuevos modismos, mientras otros caen en desuso. Hemos seleccionado algunas de las frases más usuales en las mesas de Mus. Hay muchísimas más, y, sobre todo, hay las que cada jugador inventa para su uso y el de las personas de su confianza.
- Solomillo: Lo forman tres Reyes y un As. Es el sueño del jugador, y si cuando lo ve no da saltos de alegría es, solamente, porque hay que disimular.
- Ciego: Se llama así al que tiene muy malas cartas, sin duda derivado de la seña que se hace en esta ocasión: cerrar los ojos.
- La mano de un niño: Se dice para envidar cinco tantos. Los dientes del choto, que son dieciocho Para envidar dieciocho (aunque los dientes del choto no sean 18, probablemente).
- iYa llueve menos!: Cuando empieza a ganar el que iba perdiendo hasta este momento. A la mano con un pimiento Cuando el "mano" se da Mus y un jugador contrario envida o corta el Mus, se llama "quitar mano".
- "A la mano con un pimiento": expresa la conveniencia de "quitar mano", aunque sea con malas cartas.
- Tran - Tran: Se juega al "tran-tran" cuando se van dejando "en pase" un lance tras otro. La jugada del Tío Perete Se llama así a la formada por el 4, 5, 6 y 7, que, como se ve, rima con Perete, y es la peor que se puede tener, puesto que no sirve para la Grande ni para la Chica, no hay Pares ni Juego y como Punto no es buena.
- Muerte dulce: Finaliza el juego apuntándose precisamente las piedras que faltaban y pillando desprevenidos a los contrarios, que, distraídos o poco calculadores, no sospechaban la proximidad de su triste fin. La "muerte dulce", a pesar de su nombre, provoca en los perdedores una violenta reacción, se culpan mutuamente del desastre y de no haber echado el órdago que contuviera la inicua derrota, y demuestran que su final no ha sido precisamente la muerte ni mucho menos con dulzura.
- La mano vale cinco: Fanfarronada con que el "mano" anuncia su inmediata y brillante actuación, indicando que su gran pericia le va a permitir sacarle el máximo partido al privilegiado puesto que ocupa. Un envite es un convite Para aceptar dos piedras que, se supone, van a ganarse con suma facilidad. La raya Se dice enfáticamente mientras se traza con el dedo una raya imaginaria para que el contrario la salte si se atreve. Es lo mismo que órdago.
- Estoy puesto por el Ayuntamiento: Lo dice el jugador que recibe malas cartas una y otra vez.